Noticias

ICE nuevamente al paredón. Una nueva demanda colectiva alega que uno de sus centros de detención para inmigrantes más grandes del país obliga a los indocumentados detenidos a trabajar forzadamente.

Los detenidos en el centro de detención de Stewart en el sur de Georgia generalmente ganan entre $1 y $4 dólares por tareas tales como preparar comida, fregar pisos y lavar la ropa, asegura la demanda.

La querella contra la compañía CoreCivic que maneja el penal describe la práctica como una violación de las leyes de tráfico humano. Los detenidos a veces tienen que trabajar turnos dobles.

Según la demanda la cárcel priva a los detenidos de las necesidades básicas como alimentos, pasta de dientes, jabón y papel higiénico, para obligarlos a trabajar para pagar por estos artículos básicos, los cuales se venden en la tienda de la prisión.

El portavoz de la compañía Jonathan Burns, dijo a CNN que los programas de trabajo en todas las instalaciones de detención de inmigrantes son “completamente voluntarios” y que operan en total conformidad con los estándares de Inmigración y Aduanas y que además cumplen con las tasas de reembolso exigidas por el gobierno federal.

“Hemos trabajado en estrecha colaboración con ICE durante más de 30 años y seguiremos brindando un entorno seguro y humano a las personas confiadas a nuestro cuidado”, añadió Burns.

La demanda alega que CoreCivic utiliza a los detenidos como “un suministro de mano de obra disponible” en lugar de contratar trabajadores locales.

De igual forma se acusa a la empresa de forzar a los detenidos a trabajar y pagarles mucho menos que el salario mínimo, lo que equivale a una violación de las leyes de tráfico humano.

La demanda asegura que los detenidos de este centro penitenciario que se niegan a trabajar son amenazados con el confinamiento solitario y con la retención de las necesidades básicas.

Los demandantes, representados por una coalición de grupos de derechos civiles y abogados, incluyen a Wilhen Hill Barrientos y Margarito Velázquez García, dos detenidos actualmente en la cárcel de Stewart, y Shoaib Ahmed, un ex detenido en la instalación.

“Cuando llegué a Stewart, me enfrenté a la opción imposible: trabajar por unos centavos por hora o vivir sin cosas básicas como jabón, champú, desodorante y comida”, dijo Barrientos en una declaración escrita difundida este martes.