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Un convoy con 80 patrullas y cientos de funcionarios tomó la sede de la policía municipal de Ocampo y arrestó a sus 27 agentes, más el secretario de seguridad pública, quienes son investigados por el asesinato a balazos el jueves pasado de Venancio Colín Mendoza, candidato a la alcaldía local por el PRD.

Todos los miembros de la policía municipal de Ocampo, a 25 millas (40 km) al norte de Ciudad de México, fueron detenidos por fuerzas federales este domingo bajo sospecha de implicación en el asesinato de un candidato a la alcaldía el pasado jueves.

Son 27 los elementos detenidos, más el secretario de seguridad pública local, Oscar González García, quienes han sido puestos a la orden de Asuntos Internos y el Ministerio Público local para su investigación.

El director estatal de Seguridad dijo a la agencia de noticias Quadratín, que las detenciones obedecen a cuestionamientos sobre el desempeño y labores de la policía local, y además actuar al margen del ‘mando único’ en el estado.

En la operación participó un convoy de unas 80 patrullas con cientos de elementos, para detener a los policías adscritos al municipio.

La detención del secretario de González García derivó en un enfrentamiento a balazos con elementos de la corporación municipal, quienes presuntamente fueron apoyados por civiles. Finalmente, los federales les quitaron equipos de comunicación y armas de cargo a los municipales.

Los elementos arrestados son sospechosos del asesinato de Fernando Ángeles Juárez, de 64 años, fue abatido a tiros por desconocidos el jueves afuera de una de sus propiedades.

Se trata del tercer político asesinado en el estado occidental de Michoacán en poco más de una semana, de los más de 100 asesinados en todo México antes de las elecciones generales del 1 de julio. Se presentaba por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), de centro izquierda.

En la operación también fue detenido Ricardo Rangel, periodista de Quadratín, quien estaba haciendo una transmisión en vivo del operativo a pesar de que llevaba todas la identificaciones y credenciales.

“Me llevaron a rastras a una patrulla”, contó Rangel, a quien le arrebataron su cámara fotográfica, el micrófono y su celular que le hicieron desbloquear para borrarle fotografías personales. Más tarde lo bajaron en el mismo pueblo y no le regresaron su cámara, según dijo.