Llevar un registro escrito y diario de las calorías consumidas no sería el mejor camino a la hora de ponerse en forma
Un nuevo estudio publicado el martes la revista de la Asociación Médica Estadounidense, mejor conocida como “JAMA” por sus siglas en inglés y consagrada como la publicación de su tipo de más amplia difusión en el mundo, reveló que una de las estrategias más populares de la actualidad a la hora de intentar bajar esos kilos de más, podría no ser la más efectiva para millones de personas alrededor del mundo que luchan contra el sobrepeso.
La investigación concluyó que los fundamentos básicos de cualquier dieta deberían concentrarse más en la calidad de los alimentos ingeridos que en la cantidad de calorías consumidas, sobre todo si lo que se desea es, no solo bajar de peso sino poder mantener un estado físico saludable a lo largo de un largo período de tiempo.
Además sugiere que las autoridades sanitarias deberían enfocarse menos en pedirle a las personas que cuenten las calorías y más en que eviten los alimentos procesados altos en almidones procesados y azúcar agregado, como el pan blanco, harinas, meriendas y bebidas azucaradas.
La obsesión actual por contar las calorías de todo lo que se consume, potenciada por herramientas tecnológicas como aplicaciones que permiten “escanear” los alimentos y llevar un diario de lo ingerido, sería un camino erróneo que no llevaría a buen puerto.
Publicado y liderado por el Dr. Christopher D. Gardner, director de estudios de la nutrición del centro de investigaciones preventivas de Stanford, el estudio involucró la participación de 600 personas y la financiación por USD 8 millones provenientes del Instituto Nacional para la Salud y la Iniciativa de la Ciencia de la Nutrición, entre otros grupos.
A diferencia de otras pruebas científicas del pasado enfocadas en la reducción de peso, la investigación no limitó de forma estricta la ingesta de carbohidratos, grasas o calorías en sus participantes sino que puso el foco en que estos consumieran todos los alimentos naturales, integrales y “reales” necesarios para que no pasaran hambre en el proceso.
“El gran diferencial fue que ni siquiera les establecimos un número de calorías de parámetro para que siguieran” compartió el Dr. Gardner en diálogo con el periódico The New York Times. El galeno destacó que aquellos que perdieron peso, lograron también modificar su relación con la comida y, por ejemplo, ya no comían más dentro de su vehículo o frente a la pantalla del televisor. A su vez, cocinaban más en sus hogares y se sentaban en la mesa a cenar en familia.
“Realmente le dimos mucha importancia al hecho de que comieran alimentos de alta calidad. Queríamos que minimizaran el consumo de azúcar y granos refinados e ingirieran más vegetales y alimentos integrales. Básicamente les pedimos que no salgan a comprar un brownie solo porque su envoltorio asegura ser bajo en grasas” explicó el Dr. Gardner.
El hecho de no tener que lidiar con la presión constante de contar absolutamente toda caloría ingerida fue uno de los aspectos positivos más destacados por los participantes. La estrategia vinculada a la contabilidad ha venido siendo usada por décadas en el mundo de la nutrición, inclusive recomendada por el propio Centro de Control de Enfermedades de los EEUU conocido como CDC, organización que al día de hoy continúa recomendando a todos aquellos que quieran bajar de peso que lleven un registro escrito de todo lo que comen y beben, con un detalle diario de las calorías ingeridas.
El estudio reveló que, luego de que sus participantes se concentran por un año en la calidad de los alimentos más que en la cantidad de calorías consumidas, la reducción de peso registrada fue significativa además de mostrar mejoras notables en otros indicadores de salud como el diámetro de su cintura, el índice de grada corporal, y los niveles de azúcar y presión sanguínea.
El Dr. Gardner no olvidó aclarar que las calorías si importan, pero que el foco debería estar puesto en el valor nutritivo de los alimentos que logren satisfacer el apetito de forma efectiva. “Pedirle a las personas que recorten 500 calorías de su dieta las hace sentir miserables. En su lugar debemos enfocarnos en los elementos fundacionales de la dieta” concluyó. “Menos azúcar y granos refinados, más vegetales y alimentos integrales”.